Yankees Go Home

Acompañada de Mike Pompeo, secretario del Estado Americano, Nikki Haley, la embajadora americana en la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha anunciado que los Estados Unidos se retiran del Consejo de Derechos del Hombre de la ONU. Esta separación viene después de aquella que concierne al acuerdo del tratado de libre comercio transpacífico, que también se refiere al acuerdo de París sobre el clima, así mismo, al concerniente al ámbito nuclear en Irán. Pues, en 2017, la retirada americana de la UNESCO anunciaba la afirmación de una política unilateral y aislacionista.

Calificando al Consejo de Derechos del Hombre de la ONU de "cloaca de sesgos y partidos políticos", Nikki Haley ha tratado de "hipócrita", "egoísta" y "una fuente de vergüenza" a la misma por parte de los Estados Unidos. En apoyo a estas acusaciones, ella atacó a la República Democrática del Congo, Venezuela, China, Egipto e Iran, acusándolos a todos de cometer "violaciones a los derechos del hombre" -"olvidando" citar a Arabia Saudita y los Emirátos Arabes Unidos, fieles clientes de Washington que dirigen una ofensiva militar después de tres años en Yemen, sumergiéndolo en una dramática crisis humanitaria. La diplomacia americana, como es bien sabido, es de geometría variable en función de sus amistades y los intereses de Washington.

De hecho, esta es la posición cara a cara con Israel, que está en cuestión, pues, Washington pretende hacer pagar a la CDH las resoluciones votadas contra el estado hebreo cuando el 11 de mayo la CDH se pronunció a favor de llevar a cabo una investigación sobre las violencias cometidas por el ejercito israelí contra los manifestantes palestinos en Gaza (fue una gran hecatombe), ya que este hecho ha llevado ala representante americana, sin ninguna pena, a hablar de un "nuevo día de vergüenza para los derechos del hombre".

Por supuesto, la retirada americana fue recibida calurosamente por Benyamin Netanyahou, exaltando una "decision valerosa contra la hipocresía y las mentiras de ese supuesto Consejo de Derechos del Hombre de la ONU" que ha demostrado después de varios años que todo se trata de una instancia "sesgada, hostil y anti-israelí". La alienación incondicional de Washington sobre las posiciones con respecto a Israel son conocidas como una etapa simbólica determinante con el traslado, en mayo del presente, de la embajada de Estados Unidos de Tel-Aviv a Jerusalem en Israel; reconociendo a Jerusalem como capital del estado hebreo, un criterio de selección para ser reconocido entre sus "amigos", pues fue un favor altamente buscado por ciertos ansiosos de tener tal titulo de respetabilidad.

Bajo el aire de payaso paranoico que se da, Trump surfea hábilmente sobre los caracteres profundos del temperamento yankee, mezclado con evangelismo simplón y de comerciante imperialista. Halagado, pasando por el egocentrismo y el carácter bovino de sus masticadores de goma, incapaces de situar Libia en un mapamundi, Trump ilustra una de sus constantes de la historia americana. Ademas se adhiere dentro de una estrategia muy clara en el eje Washington-Jerusalem; su alienación con Israel aporta agua al molino a todos estos hombres "de derecho" o de "extrema derecha" que se precipitan por obtener su correspondiente titulo de filosionista.

Pierre Vial

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